La ilusión de preparar el cuarto de los niños y acondicionarlo para que se encuentren lo más cómodos posibles es enorme cuando somos padres. Escoger los muebles infantiles adecuados es fundamental ya que éste será el espacio en el que más tiempo pasen durante un largo período de tiempo.
Conformar un entorno adecuado es nuestro deber como padres, por ello te quiero dar unos consejos para que consigas hacer del cuarto de tus hijos el lugar más confortable del mundo para ellos.
No olvides que la habitación no es para ti
El primer paso que hay que tener en cuenta para decorar una habitación de niños es tener claro quién va a dormir y a habitarla la mayor parte del tiempo. Muchos padres anteponen sus propios gustos en la decoración a pesar de que no les guste a sus hijos.
Si aún no son capaces de hablar, obviamente no les vas a pedir consejo. Pero si ya tienen una opinión medio formada, pregúntales a tus hijos si un mueble les gusta o no. Ellos van a ser los que convivan con ello y es esencial que se sientan a gusto con su ambiente.
Elige una lámpara infantil acorde a la habitación
Dependiendo de la edad del niño o niña y del tamaño y la altura de su cuarto, será conveniente elegir un estilo diferente de lámparas infantiles. Es importante conseguir una luz adecuada que haga sentir seguros a los niños por las noches y que no les haga forzar la vista a la hora de jugar o hacer deberes.
Ya sea con lámparas de pie, lámparas de sobremesa o lámparas de techo, organizar un entorno agradable con la iluminación es esencial para su desarrollo.
Crea buen ambiente con un color suave
El color de las paredes y los muebles juveniles es un aspecto muy importante para la decoración de la habitación. Los colores muy intensos pueden causar nerviosismo desde edades muy tempranas, por lo que te recomiendo utilizar colores claros y alegres que reflejen armonía y tranquilidad.
Deja espacio para que los niños puedan moverse
Otro consejo importante que te doy es el de no sobrecargar la habitación del niño de muebles y elementos. Es necesario dejar espacio libre para que los niños puedan moverse libremente y no se agobien ante la falta de sitio en su cuarto. De este modo, se favorecerá un carácter con menos tensiones y más capacidad de aprendizaje.