Determinar cuántos extintores se deben usar en un espacio depende de diversos factores, como el tamaño del lugar, su distribución, las actividades que se realizan y los materiales presentes que puedan representar un riesgo de incendio.
En general, las normativas locales establecen criterios específicos que deben seguirse para garantizar una cobertura adecuada y eficiente. Para espacios residenciales o comerciales, también se recomienda contar con la asesoría de especialistas en seguridad contra incendios para identificar las necesidades específicas.
La instalación de extintores en Tarragona es clave para cumplir con la normativa vigente y proteger tanto a las personas como a los bienes. En esta región, es fundamental considerar la normativa de protección contra incendios que regula la cantidad mínima según los metros cuadrados del espacio y la clase de riesgo presente.
Por ejemplo, en edificios con varias plantas, es común colocar al menos uno por piso, asegurándose de que estén fácilmente accesibles y visibles.
En este sentido, en Croma Gestión, expertos en protección contra incendios, señalan: “En una oficina estándar, se recomienda instalar uno por cada 200 metros cuadrados, mientras que en áreas de alto riesgo, como cocinas industriales, se requiere al menos uno por cada 100 metros cuadrados. Además, deben estar homologados y revisados periódicamente para garantizar su funcionamiento”.
Existen diferentes tipos, diseñados para combatir incendios según su origen. Los principales son:
- De agua: ideales para fuegos de tipo A, es decir, aquellos que involucran materiales combustibles sólidos como madera, papel o tejidos. No deben usarse en incendios eléctricos o de líquidos inflamables.
- De polvo ABC: son versátiles y efectivos contra fuegos de tipo A, B (líquidos inflamables como gasolina o aceites) y C (gases inflamables). Suelen ser los más comunes en hogares y oficinas por su amplia aplicación.
- De dióxido de carbono (CO2): recomendados para fuegos eléctricos o de equipos electrónicos, ya que no dejan residuos y no dañan los dispositivos.
- De espuma: se utilizan en fuegos de tipo A y B, especialmente en espacios donde hay presencia de combustibles líquidos. Forman una capa que sofoca el fuego y evita su reactivación.
- Especiales: como los de polvo seco para incendios de metales inflamables (tipo D) y los diseñados para fuegos de cocina que involucran aceites o grasas (tipo K).
La elección adecuada también depende del tipo de riesgos que puedan presentarse en el espacio. Por ejemplo, en cocinas industriales, uno de tipo K es esencial, mientras que en oficinas, un extintor de polvo ABC o de CO2 suele ser suficiente.
Además de seleccionar el tipo adecuado y calcular la cantidad necesaria, es importante colocarlos en ubicaciones estratégicas, como cerca de salidas de emergencia o en áreas donde el riesgo de incendio sea mayor. Cada dispositivo debe contar con un mantenimiento regular para asegurar su operatividad. Las revisiones incluyen comprobar la presión, el estado de las etiquetas de certificación y la integridad del cilindro.
Invertir en extintores no solo es una obligación legal, sino también una medida preventiva que puede marcar la diferencia en una situación de emergencia. Conocer las opciones disponibles y adaptar su uso a las necesidades específicas de cada espacio es clave para garantizar una mayor seguridad. Reflexionar sobre la importancia de estar preparados nos recuerda que la prevención es la mejor herramienta para proteger vidas y bienes, promoviendo un entorno más seguro para todos.