El mercado cambia y evoluciona constantemente en internet, y año tras año, nuevos conceptos de negocio surgen de la red para seducir a los consumidores.

Esto afecta a todos los sectores, y en los últimos años se ha consolidado un nuevo modelo en el sector de la joyería: el de las joyas personalizadas. Piezas exclusivas al alcance de todos los bolsillos.

Tradicionalmente la compra de joyas para el consumidor medio se ha limitado al catálogo/escaparate. Internet apenas le había podido aportar al sector la tranquilidad de la compra a domicilio, y con dificultades, dado que es un producto caro que el cliente necesita “ver en vivo” para comprar seguro.

Pero la tecnología abre muchas más puertas que las de la telecompra.

El concepto de la joyería personalizada es tan sencillo como brillante: no sólo adquieres una joya, sino una joya exclusiva. Porque no estamos hablando de simples grabados. Un grabado en un anillo prediseñado como los que puedes encontrar en cualquier joyería física u online, simplemente hace tuyo algo común. Existen miles de copias de ese mismo anillo, con miles de grabados diferentes, eso sí, uno para cada comprador. No difiere tanto de escribir el nombre en una veta para marcar una pieza de ropa comprada en H&M.

Pero marcas grandes y pequeñas han ido un paso más allá en el concepto de personalización, haciendo que el consumidor pueda realmente intervenir en el diseño de la pieza.

El ejemplo más conocido es la marca Pandora, cuyos charms se han convertido en una pequeña obsesión muy extendida. Podrás reconocer joyas de la marca Pandora, pero no encontrarás dos exactamente iguales: la configuración que hace cada cliente las hace únicas.

Pero puede profundizarse aún más en este concepto desde la versatilidad de una empresa pequeña. Es el caso de Castmay Diseño, un estudio de joyas personalizadas que año tras año ve cómo aumenta su base de clientes. Su propuesta es radical: el cliente diseña la joya.

«Bueno, la diseñamos juntos», explica Fran Castmay, fundador del estudio de diseño «Queremos que el cliente nos explique cómo sería su joya ideal, o la joya ideal para regalar. Nos hablan del destinatario del regalo, nos explican sus emociones, sus sueños, a veces incluso nos traen ya un boceto dibujado. Nosotros lo que hacemos es darle forma en modelos virtuales 3D, diseñamos y mostramos. Los clientes literalmente ven cómo su pieza soñada aparece ante sus ojos. Así, cuando la enviamos a fabricar, sabemos que estamos creando una pieza perfecta. Y que además es única, irrepetible, nadie más en el mundo la tendrá».

Castmay diseña sus propias colecciones, como cualquier diseñador de joyas que se precie, y también trabaja para otras marcas creando colecciones exclusivas. Pero tiene claro que la personalización es el eje de su trabajo.

«Para nosotros lo más práctico sería vender catálogo, está claro, pero donde se desarrolla la verdadera relación con el cliente es en la personalización. Curiosamente, internet nos ha hecho estar más cerca. Hemos enviado anillos de compromiso a Latinoamérica, con unas historias preciosas detrás. Gemelos de camisa, colgantes… todos quedan encantados porque tienen la joya que soñaban y que jamás habrían encontrado. Y claro, como regalo siempre es un acierto porque es algo inesperado y muy especial. Para nosotros es muy gratificante poder hacer realidad algo tan intangible como los sentimientos.»