BARCELONA, CAPITAL DE ESPAÑA
Podría ser una estrofa de la canción infantil "Vamos a contar mentiras...".
Hace unos años se habló en los medios, ya no recuerdo quien lo propuso, de que el Senado podría trasladarse a Barcelona. Aquella sugerencia armó cierta discusión que no llegó a polémica. Tal vez porque ningun político de peso se incorporó al debil debate.
Yo aproveché para lanzar un tweet esperando animar el cotrro, sugiriendo que se promulgara, nada mas y nada menos, que Barcelona fuera la capital e España. Y ello se debió a que leí un artículo sobre la idoneidad de la elección de algunas capitales de estados importante. Y uno de los ejemplos eran Washingtón y New York. Se opinaba que esta segunda ciudad, por su comospolitismo y movimiento financiero y comercial, era en potencia la capital de los Estados Unidos de America. Se escribía la mismo de Roma y Milan, y me llamó la atención que, entre otros casos, se hiciera referencia a Madrid y Brcelona.
El articulista hacía mención, entre distintos motivos de la elección de las actuales capitalidades, preominaba el de su situación geográfica, ya que eran ciudades asentadas en el centro de los estados, por tanto, con más capacidad de defensa ante posibles ataques enemigos.
Al leer este artículo me pregunté cual sería la reacción de los catalanes si el Parlamento español aprobara trasladar la capitalidad del Estado a Barcelona. Si, ya sé que esto es imaginar como que en el monte se pescan las sardinas. Pero dada la idiosincracia de Catalunya cabe pensar que ello aplacaria las ansias de independencia. Sentirse cabeza de ratón les llenaría más que ser cola de león. No olvidemos que si quieres que un portero sea feliz, dotale de una gorra.
