Atrás ha quedado ya el aprender solo con libros y cuadernos. La enseñanza ha sido uno de los sectores que más ha notado cómo las nuevas generaciones demandan una forma distinta al aprendizaje tradicional.
Los nativos digitales necesitan un tipo de plan formativo que incluya las nuevas tecnologías en el aula como forma del trabajo curricular.
La llegada de dispositivos como las tablets o pizarras digitales al aula han necesitado también de la formación del profesorado en un entorno en el que, hasta ahora, no trabajaba.
De hecho, el interés de los alumnos en el uso de las TIC es necesario para adecuar su formación a lo que les rodea en términos de comunicación en su entorno. La búsqueda y encuentro de respuestas inmediatas ha dado pie a un tipo de aprendizaje mucho más a la carta, pero también más dinámica y entretenida.
TIC en el aula: enseñando ortografía desde una web
Las distintas aplicaciones que pueden utilizar los profesores les ayudan a, como apoyo, incentivar a sus alumnos en el uso de la tecnología.
Más allá de utilizarlas como meros indicadores de los ratios de asistencia, de evaluación o incluso de imágenes, encontrar aplicaciones reales en la clase sirve de puente entre el aprendizaje, el entretenimiento y la retención de conocimientos para un alumnado que está acostumbrado a recibir impactos visuales de manera continuada a través de los dispositivos móviles de familiares y propios.
Webs como Walinwa forman parte ya de la clase de Lenguaje de muchos centros escolares y sirve como referente para el aprendizaje de las normas ortográficas.
“Pese a que este tipo de contenido ha entrado siempre dentro de la asignatura de Lengua, el hecho de que pueda reforzarse a través de ejercicios y sesiones cortas motiva a los niños a mejorar y pasar los niveles que proponen. De hecho, es uno de los contenidos más complicados porque dentro de él se necesita desarrollar la memoria visual, la memoria motriz, la atención e incluso la inteligencia. Son años de aprendizaje continuo. Nuestra web, única hasta ahora, pretende eso, aportarles un progreso adaptativo, aprendiendo con ellos para mejorar, a la larga, la calidad de escritura” comentan los responsables de este proyecto.
Crear una rutina diaria desde el centro y también desde las familias hace que cada niño, además, pueda seguir su propio ritmo, adecuándose a sus progresos y nivel y haciendo que la enseñanza de conceptos sea poco menos que a la carta. El fomento de la lectura también es un trampolín básico para la consecución de objetivos. Pero no el único.
Acorde con el último informe PISA de 2016, los alumnos españoles tenían un índice de lectura y comprensión lectora óptimo, sin embargo, muchos expertos ya ponen de manifiesto que la lectura y la escritura son dos disciplinas que, pese a ir de la mano, no son iguales.
nLa lectura a través de redes sociales (con abreviaturas y anglicismos) y la cultura de lo audiovisual de las nuevas generaciones ha hecho que la riqueza léxica disminuya y que asignaturas como la ortografía tengan que entrar a formar parte de asignaturas de carreras como Periodismo, cuando hace años se daba por sobreentendido que los alumnos la conocían a la perfección.