El tratamiento de la chatarra en una planta de reciclaje de metales como Recemsa es necesario para la conservación de la materia prima y el medioambiente. En El Chatarrero se encargan de adquirir metales como el hierro, aluminio, zinc, plomo, etc, para tratarlos con el fin de poder reutilizarlos posteriormente. Mediante estos procedimientos se consigue que los materiales no queden inutilizados en vertederos.
Es muy importante contar con puntos autorizados para entregar o pedir que recojan la chatarra, ya que en las últimas décadas han proliferado chatarreros ilegales que no realizan los tratamientos de manera correcta. Cuando el metal no se recicla adecuadamente, se pierden las propiedades del mismo, lo que puede provocar incluso la imposibilidad de reutilizar el metal.
Sin embargo, cuando el material es tratado en una planta de reciclaje de metales autorizada, se consiguen beneficios para el medioambiente y también en la economía. La razón es sencilla, la extracción de la materia prima es más cara y se necesita más energía que la consumida en el proceso de reciclaje.
Para entender la importancia de un buen tratamiento en puntos autorizados, hay que conocer cómo es el proceso que sigue la chatarra. En primer lugar, se traslada a las instalaciones, donde se pesa en básculas revisadas por la Comunidad de Madrid. Posteriormente, comienzan los trabajos de clasificación de metales y chatarra para proceder a las fundiciones correspondientes.
La clasificación de chatarras y metales se realiza según sean férricos (chatarra de hierro y acero) no férricos (cobre, latón, acero, zinc, níquel, acero inoxidable…) o mixta (chatarra de hierro o acero fundida con otros metales). Cuando la clasificación está finalizada, se transporta a las fundiciones, donde se le otorga una segunda vida al material.
Por supuesto, en la planta de reciclaje de metales de Recemsa, el proceso está siempre guiado y realizado por expertos con más de 30 años de experiencia, permitiendo que el material conserve sus propiedades.