Ella es la gran dama de la muerte, elegante y majestuosa, ocupa el centro de atención durante la fiesta mexicana de Día de Muertos que se lleva a cabo cada año, los días 1 y 2 de noviembre. La imagen de La Calavera Catrina, que significa "calavera elegante", es de un esqueleto femenino sonriente y se origina con Mictecacihuatl o la Señora de los Muertos, quien se creía que era la guardiana de los huesos en el inframundo durante el período azteca.

La imagen de La Catrina es acreditada a José Guadalupe Posada quien fue ilustrador y dibujante mexicano. Alrededor de 1910 creó un grabado de un cráneo femenino sonriente que llevaba un sombrero europeo. Se refería al dibujo como una advertencia satírica para los mexicanos que, según él, estaban adoptando el estilo de vida europeo. También quería mostrar que la muerte no tenía cultura de clase, tanto los ricos como los pobres eran iguales en la muerte. La Catrina se convirtió en un símbolo de la Revolución Mexicana que comenzó en 1910.

Diego Rivera, un pintor mexicano esposo de Frida Khalo, usó la Catrina de Posada en una de sus pinturas y le dio un cuerpo, vestido con rica y suntuosa vestimenta para acompañar su cráneo sonriente. Las imágenes de ambos artistas se convirtieron en el modelo del ícono que hoy es La Catrina. Durante las fiestas, La Catrina está en cada pueblo decorando, festejando y celebrando la vida con la comunidad.

El Día de Muertos ilustra una de las mayores diferencias entre México y otros países latinoamericanos y el resto de la actitud norteamericana hacia la muerte. Mientras que la mayoría de los norteamericanos sienten que la muerte y el duelo es una ocasión para temer, la gente que celebra el Día de los Muertos recuerda a familiares y amigos con grandes festejos y se deleita con la alegría de la vida.